domingo, 10 de marzo de 2013

1) CONCEPTO DE REVOLUCIÓN INDUSTRIAL
La Revolución Industrial es un proceso de cambios originado en el uso de las máquinas y de nuevas fuentes de energía para producir  que transformó tanto la cantidad como la calidad de los productos y la forma de trabajar y de organizarse la sociedad. Se la considera uno de los cambios históricos más importantes en la historia del hombre por sus consecuencias.
La máquina a vapor
Además de los cambios a nivel económico, provocó o aceleró otros cambios sociales, culturales y políticos. La industrialización cambió a la sociedad urbanizándola, aumentando la cantidad de bienes disponibles y generando la necesidad de consumo, creando nuevos métodos de trabajo y, en definitiva, permitiendo al hombre un mayor dominio y explotación de la naturaleza. Estimuló la investigación y amplió el conocimiento que el hombre poseía del mundo y de las cosas que le rodeaban. También generó problemas como la miseria de la clase obrera apiñada en los suburbios de las ciudades y la contaminación ambiental.
  La industrialización se inició a mediados del siglo XVIII en Inglaterra y luego se extendió en el siglo XIX a otros países de Europa Occidental (como Francia, Alemania y Bélgica) a  EEUU y a Japón.
Simbólicamente se toma la invención de la máquina a vapor, como el inicio de la Revolución Industrial. En 1769 James Watt, mecánico y fabricante de instrumentos para laboratorios, patentó en la ciudad de Birmingham, Inglaterra, la llamada máquina a vapor. En realidad lo que hizo Watt fue perfeccionar una máquina que había sido creada y modificada por otros hacía tiempo. Una de las máquinas llamadas “atmosféricas”, que se usaban para extraer el agua que inundaba las minas de carbón le fue llevada a Watt para ser reparada. Watt analizó el mecanismo de funcionamiento y lo mejoró. Esto fue lo que patentó y luego consiguió un socio que puso el dinero necesario para comenzar a construir esas máquinas cuyo uso se difundió rápidamente.
            Este invento permitió la mecanización industrial (maquinismo). La máquina proporcionaba la energía necesaria para producir, sustituyendo a la energía natural (viento, corrientes de aguas) y a la de los animales y el hombre. La fuerza del vapor se podía aplicar a todo aquello que fuera necesario poner en movimiento; es decir que el calor se transformaba en energía cinética. Una máquina a vapor podía servir para desagotar minas, pero también para mover telares o poner en movimiento vagones. A partir de esta aplicación el mundo se transformó rápidamente con una serie de cambios encadenados unos con otros. Cada invento o adelanto técnico que se obtenía servía para generar otros; a veces en forma deliberada y a veces en forma imprevista. En muchas ocasiones los cambios técnicos introducidos solucionaban una dificultad pero creaban otra y era necesario encontrar una nueva solución lo que motivaba una búsqueda permanente. Además el incentivo económico (aumentar la ganancia aumentando las ventas o ahorrando en los costos de producción) fomentó en los empresarios el interés por la técnica y la investigación científica. La ciencia se puso al servicio de la industria y se comenzó a estudiar para encontrar mejores productos, mayor calidad en las telas o los colores, mejor rendimiento del combustible, metales más resistentes, mayor duración de los alimentos, mayor eficacia en las armas, etc.

2) TRANSFORMACIONES ECONÓMICAS

Con la industrialización el paisaje se llenó
de chimeneas humeantes
EL SISTEMA FABRIL
Una de las características de la revolución industrial fue la sustitución del sistema de producción artesanal por el sistema fabril. En el sistema artesanal el artesano producía en su propio taller, donde trabajaba manualmente con pocos ayudantes (a veces su propia familia) y por encargo. En el sistema fabril la producción se hace en fábricas con maquinaria y muchos trabajadores que se dividen las tareas a realizar (división del trabajo). El sistema fabril requiere un aumento considerable del capital fijo (las instalaciones de la fábrica) y del capital circulante (el dinero necesario para pagar salarios, materias primas, combustible, etc). Esto provocó la necesidad de concentrar capitales para poder instalar grandes empresas industriales, formándose sociedades anónimas, grandes bancos que prestaban dinero a los fabricantes y una serie de instrumentos que permiten hacer inversiones conocidos como mecanismos financieros.

LA INDUSTRIA TEXTIL
Fue la primera en recibir las consecuencias de la mecanización. La sustitución de la lana por el algodón aumentó la compra de vestimenta porque era más barata. En Inglaterra se importaban telas de algodón fabricadas en la India (los calicós), pero los fabricantes ingleses de telas en Inglterra lograron que se prohibiera la importación de esas telas y se comenzó a importar el algodón para trabajarlo con mano de obra inglesa.
            La lana que durante muchos siglos fue la materia prima de los tejidos ingleses fue desplazada por el algodón con la industrialización en el siglo XVIII. La industria textil (fabricación de telas) basada en el algodón fue la palanca de la primera etapa de la revolución industrial.
            ¿Por qué posee el algodón esa importancia?
            En primer lugar por su abundancia; la producción en América, India y Egipto era enorme y también se empezó a cultivar en algunas regiones de Europa. Era una materia prima barata que podía satisfacer la demanda de los sectores sociales medios que no podían pagar los altos precios de otros productos textiles.
            La creciente demanda  estimuló al producción y la necesidad de producir mayor cantidad en menor tiempo fue lo que provocó la mecanización: crear formas de hilar y tejer más rápidas para satisfacer la creciente demanda. Por eso es en la industria textil donde aparecen las primeras innovaciones técnicas significativas que dan origen a la revolución industrial.  A mediados del siglo XVIII, un carpintero-tejedor, Hargreaves, inventó un torno movido a mano, que permitía hilar ocho hilos a la vez. Arkwright sustituyó el torno por una máquina giratoria que era movida por una corriente de agua (energía hidráulica). Con la creación de la máquina de vapor de Watt, los telares usaron una nueva fuente de energía y se hizo más rápido el proceso de hilar y tejer. Pero el hilo de algodón era fino y se rompía con facilidad y se detenía la producción, hasta que  un tejedor llamado Crompton  mejoró la hiladora logrando una fibra más gruesa. Estas innovaciones podían aplicarse al algodón, fibra larga, no a la lana que era una fibra corta.
            Como se trataba de una materia prima que debía importarse, en Inglaterra se produjo una concentración  de industrias textiles en las zonas de los grandes puertos, para abaratar el transporte (aún no había ferrocarriles). En esos puertos se importaba el algodón, se industrializaba y el producto fabricado se exportaba.
            En el algodón se resumen todas las características de la primera etapa de la revolucón industrial:
1) Materia prima abundante y barata.
2) Concentración de la producción en una región reducida.
3) Renovación continua de las técnicas: uso del vapor, procedimientos “standard” (en serie), etc. El perfeccionamiento de la máquina requería empleo de menor fuerza física, lo que derivó en la utilización de trabajo femenino.
4) Importancia del comercio y el mercado como estímulos para la industrialización.
5) Necesidad de capitales. Se forman empresas cada vez mayores, tanto para fabricar como para vender los productos.

La posibilidad de hilar y tejer más rápido permitió tener telas más baratas y por lo tanto la población pudo tener más cantidad de vestimenta (en algunos casos se puede decir que por fin tenía vestimenta y no harapos como hasta entonces). Aparte de una minoría de ricos, la humanidad no había tenido acceso a tan variados y saludables vestidos, pues el algodón se manufacturaba a bajo costo, se teñía con facilidad y se lavaba rápidamente.


LA REVOLUCIÓN EN LOS TRANSPORTES
Con la industrialización las actividades económicas tendieron a integrarse  en marcos nacionales e internacionales superando los límites regionales de la época pre-industrial. La articulación de áreas económicas alejadas necesitaba una red de comunicaciones apropiadas. Por eso la industrialización fue de la mano con una revolución en los transportes.. En 1814 George Stephenson creó la primera locomotora aplicando la fuerza de la máquina de vapor para mover vagones. Poco tiempo después se empezaron a extender las vías por toda Inglaterra para que circularan locomotoras tirando de vagones que en primer instancia se usaron para llevar mineral desde las zonas mineras a los puertos o a las fundiciones. Posteriormente se agregaron vagones para el traslado de pasajeros. En 1830 se inauguró la línea que comunicaba a Liverpool con Manchester, dos de las ciudades que se habían desarrollado debido a la industrialización. La expansión del ferrocarril fue incontenible, no sólo en Inglaterra, sino en el resto de Europa y en EEUU.
            En ocasiones se dio una autentica “manía” de instalar vías de ferrocarril, más de las que se necesitaban y el resultado económico no siempre fue bueno aunque muchos inversionistas creían que el ferrocarril era el negocio del siglo.
Las consecuencias de la difusión del ferrocarril fueron varias:
            1) Reveló las posibilidades del progreso científico. Hasta ese momento ninguna actividad había creado tantos elementos técnicos nuevos ni había desarrollado una organización a tan gran escala. Durante mucho tiempo el ferrocarril fue la “tecnología de punta”.
            2) Permitió invertir grandes sumas de dinero y crear enormes empresas. Primero dentro de Inglaterra y luego fuera de esta los capitalistas encontraron la forma de obtener grandes ganancias a partir de la instalación de vías férreas. En América Latina el ferrocarril tuvo un desarrollo inusitado afirmando el dominio económico inglés en la región al facilitar la salida de materias primas desde el  interior hacia la costa. Los ferrocarriles, instalados por empresas inglesas, transportaban la lana, las frutas, los minerales, etc que se producían en América Latina hasta los puertos para ser luego embarcados hacia Inglaterra. En EEUU le permitió a este país culminar la conquista de las tierras del oeste y lograr la explotación económica de esos vastos territorios.
3) Otorgó mayor movilidad a las personas permitiendo traslados más rápidos. Fue más fácil, rápido y cómodo ir desde la ciudad al campo, a los lugares de veraneo o a las zonas donde había trabajo. La velocidad del ferrocarril cambió el ritmo de la sociedad.
4) Estimuló el comercio al realizar en forma más rápida el envío de mercaderías y al ser más baratos los fletes.
            5) Impulsó la producción de hierro y carbón, dos materiales básicos para el ferrocarril, uno para su construcción y el otro como combustible.
            El vapor también se aplicó a la navegación: los barcos con ruedas de paletas comenzaron a circular en EEUU. Su difusión no alcanzó el nivel de los ferrocarriles sobretodo por que los veleros rápidos conocidos como “clippers” eran muy veloces y no requerían de un abastecimiento de carbón como los buques a vapor.

 Otra revolución en los transportes se dio con el automóvil. Aunque fue creado en las últimas décadas del siglo XIX su difusión masiva recién comienza en las primeras décadas del siglo XX. El origen del automóvil estuvo en la invención del motor a explosión un procedimiento para generar energía que requería muchos menos espacio que la máquina a vapor. El problema de esta residía en que si se quería aumentar la potencia se necesitaba producir más vapor, por lo tanto se necesitaban calderas más grandes. También estaba el problema del encendido que demoraba hasta que el carbón hacía hervir el agua y transformarla en vapor. El motor a explosión solucionaba estos problemas mediante el accionar de una chispa eléctrica que encendía un combustible derivado del petróleo en el interior de un cilindro. La explosión del combustible ponía en movimiento el mecanismo que suministraba la fuerza.
El trabajo de los alemanes Daimler y Benz dio como resultado el automóvil, que en sus inicios era un carro con un motor y que constituyó una novedad que sólo disfrutaba un pequeño grupo de ricos excéntricos. Fue en EEUU durante las primeras décadas de este siglo que el automóvil se constituyó en un artículo de consumo masivo. La difusión masiva de su uso se debe al norteamericano Henry Ford quien concibió la idea de fabricar autos en serie que fueran lo suficiente baratos como para ser comprados por cualquier empleado. En octubre de 1908 comenzó a fabricarse el modelo T, autos muy simples y rústicos, de color negro y con bajo costo de producción y que desarrollaba un máximo de 70 kilómetros por hora. En 1927, cuando empezó la declinación de sus ventas, se habían vendido 15 millones de unidades (la mitad de la producción mundial). La organización de las fabricas Ford, donde se aplicó el taylorismo (un sistema de trabajo que racionalizaba las tareas y las piezas eran trasladadas a través de una linea de montaje a cuyos lados trabajaban los operarios evitando que tuvieran que moverse y perder tiempo) logró resultados asombrosos en la reducción del tiempo de fabricación: el tiempo de armado de un auto había bajado de doce horas a una hora y media.
            El desarrollo de la industria automotriz influyó en la explotación de nuevos materiales: petróleo, caucho, cromo, níquel, entre otros. Además modificó costumbres y obligó a trazar rutas y mejorar las calles para que los vehículos pudieran circular.
            Las distancias marítimas se acortaron con la construcción de canales: el de Suez en 1867 (que permitía pasar más rápido de Europa a Cercano Oriente y Asia sin necesidad de bordear Africa) y el de Panamá en 1914 (que ponía en contacto el Atlántico con el pacífico sin necesidad de pasar por el extremo sur de Sudamérica). A fines del siglo XIX el vapor se imponía en la navegación y el hierro se usaba para construir los cascos de los buques.
            A comienzos del siglo comienza la conquista del espacio aéreo con el primer vuelo de avión protagonizado por los hermanos Wright. El primer avión no era más que una bicicleta con motor y alas, pero fue suficiente como primer paso.

            EL FORDISMO Y LA PRODUCCIÓN EN SERIE
El uso de maquinaria permitió fabricar más cantidad de cosas en menos tiempo. Al aumentar la demanda de productos se observó que se podían hacer en grandes cantidades (a gran escala) y de la misma manera (producción standard o masiva). Para esto se requería el uso de máquinas pero además organizar la forma de trabajar y reducir todo el esfuerzo de producción a los movimientos más simples posibles ahorrando energías y disminuyendo los costos. Cuanto más se simplificaba la tarea del trabajador más se automatizaba su trabajo.

El trabajo en las fábricas
             Los cambios técnicos en la industria textil y la aplicación de la máquina de vapor para mover los telares ya eran un paso hacia la automatización. Pero al no realizarse una planificación y organización detallada de las tareas no se avanzó mucho en la automatización de esa industria. Fue en EEUU que se dieron los avances más significativos y se desarrolló primero en la industria de armamentos. Eli Whitney, que debía entregar un importante pedido de armas del gobierno norteamericano, fabricó piezas de armas que fueran intercambiables; las piezas eran todas iguales y podían colocarse en  cualquiera de las armas fabricadas. La idea fue aplicada por la fábrica Colt para hacer revólveres (1835) y luego fue adoptada para las máquinas de coser Singer, para las cerraduras Yale y para la fabricación de máquinas de escribir.
            La automatización dio un paso importante con la difusión del uso de la cadena de producción continua o cinta transportadora (o de montaje) que permitía trasladar el producto que se fabricaba por el interior de la fábrica pasando de una sección a la otra y donde los obreros trabajaban sobre ella sin necesidad de moverse. La idea de la cinta transportadora la había desarrollado a fines del siglo XVIII un molinero y  se aplicó con éxito en los frigoríficos de Chicago en la década de 1890, pero su resultado mejor fue la aplicación a la industria del automóvil por parte de Henry Ford.
            Henry Ford aplicó la cinta transportadora para el montaje de automóviles. En lugar de ser los obreros los que se movían llevando las piezas para armar cada vehículo, Ford puso a los obreros al lado de la cinta con las partes que debían ir colocando. De ésta manera el automóvil era armado a medida que avanzaba por la línea de montaje y cada obrero se dedicaba exclusivamente a realizar una tarea simplificando sus movimientos (uno colocaba los cilindros, otro el carburador, otro las puertas, etc). Los obreros debían ajustar su ritmo de trabajo al movimiento de la cinta y no podían abandonar su puesto en ningún momento porque la cinta seguía funcionando. A partir de ese momento el obrero era “una máquina más”.
            Este sistema de producción basado en la simplificación de tareas y la automatización recibe también el nombre de “taylorismo” porque fue el norteamericano Frederick Taylor el primero en estudiarlo científicamente. Frederick Taylor comenzó a realizar sus estudios sobre el trabajo en una fábrica de acero donde cronometró la tarea de cada trabajador y asignó a cada uno un trabajo de acuerdo a su capacidad física, exigiendo según fuera ésta. De sus análisis sacó las siguientes conclusiones:
            1) A cada trabajador se le debe asignar una tarea específica por escrito, estableciendo el tiempo en que debe hacerla.
            2) Establecer un rendimiento standard o uniforme y no permitir que nadie rinda por debajo de él.
            3) Eliminar dentro de la empresa toda actividad del trabajador que no sea productiva.
            4) Planificar las tareas e informar a todos los trabajadores de las técnicas a usar.
            5) Dar bonificaciones a los trabajadores que lograran cumplir con las tareas asignadas.
            6) Fijar una línea de montaje que ahorre tiempo en el transporte de los materiales.
            7) Standarizar las herramientas.

            EL CAPITALISMO FINANCIERO
            El maquinismo y el sistema fabril necesitaban ocupar grandes terrenos donde levantar las fábricas, renovar la maquinaria, contratar muchos trabajadores, comprar materia prima y combustibles, etc. Todo esto significaba invertir mucho dinero. Para reunir grandes capitales fue necesaria la asociación de varios empresarios que aportaran parte del dinero dando origen a las sociedades comerciales.
            La sociedades por acciones o anónimas. Se trata de personas jurídicas, o sea que la ley les reconoce derechos y obligaciones como si se tratara de una persona física: pueden comprar, vender, pedir préstamos, etc, no a nombre de sus dueños sino de la sociedad anónima. Su capital está integrado por acciones  que son documentos o títulos que representan una parte del valor total de la empresa. Cuando se forma una sociedad anónima se emiten acciones y estas se compran y venden libremente, cambiando de dueño. Las acciones tienen un valor original en el momento de crearse pero luego su valor real va cambiando, puede aumentar o disminuir, de acuerdo a la cotización que se les da a las acciones en la Bolsa de Valores, que es el lugar donde se comercializan las acciones.
            Los que poseen acciones, o sea los accionistas, perciben anualmente un dividendo que es proporcional a las acciones que tengan. Hay dividendos si la empresa tiene ganancias. Si hay pérdidas los accionistas son responsables y deben hacerse cargo de las pérdidas también en forma proporcional a las acciones que poseen.
            Los accionistas son los dueños de la empresa, pero no son siempre los que la dirigen. Las decisiones, que teóricamente le corresponde tomarlas a la asamblea de accionistas, en realidad son tomadas por un consejo de administración designado por la asamblea. En el consejo generalmente están los socios con más acciones y son los que trazan las grandes líneas de acción de la empresas. Pero para la tarea de controlar diariamente lo que acontece en ella se designan empleados administrativos (gerentes, directores, etc). Como consecuencia de esto se separa la propiedad de la dirección de la empresa, porque los accionistas son los propietarios pero la gestión administrativa queda a cargo de los directores y gerentes.
            Una de las novedades que se introducen con la creación de sociedades anónimas es el de la especulación con acciones. Se trata de la compra de acciones para esperar que su cotización (su valor) aumente y entonces venderlas sacando una ganancia, sin importar el funcionamiento de la empresa. De esta manera el comprador de acciones corre un riesgo, es como una apuesta, ya que espera una situación favorable a futuro que es incierta.
            Los oligopolios. Las sociedades anónimas se multiplicaron y expandieron. A medida que la competencia fue mayor y que las inversiones requerían más dinero, algunas de las grandes sociedades se unieron formando “super-empresas” con las que era difícil competir. Estas grandes empresas, conocidas como oligopolio adquirieron diversas formas siendo las más conocidas el trust, el cartel y el holding.
            El trust se forma por la fusión de varias empresas que al unirse forman una gran empresa que compite con ventaja frente a otras más pequeñas. Finalmente, si eliminan la competencia, quedan como la única que produce o vende determinado producto o servicio o sea se convierte en un monopolio. De esta manera puede decidir sobre los precios, calidad del producto que ofrece, condiciones de compra, etc.
            El cartel se forma por el acuerdo entre varias empresas que se dedican a la misma actividad. No llegan a unirse en una sola empresa como el trust, sino que acuerdan precios o los lugares de venta, etc. De esta manera no compiten entre ellas. Por ejemplo en la década de 1920 las siete empresas petroleras más grandes hicieron un acuerdo para pagar un precio bajo por el petróleo que extraían y se repartieron los países donde vendían el combustible, siendo conocidas como las “siete hermanas”.
            El holding es una sociedad que se dedica a comprar acciones de otras empresas especulando con el valor de las acciones. Estas empresas, también conocidas como corporaciones manejan diversas empresas que se dedican a actividades distintas.
            Estas concentraciones de empresas se hicieron primero dentro de los países y tenían carácter nacional, pero luego pasaron las fronteras nacionales extendiendo sus actividades a varios países a la vez. Se formaron las multinacionales o transnacionales. Las más difundidas en sus comienzos eran aquellas empresas que se dedicaban a trabajar con productos que no se obtenían en su país y se importaban. Las empresas establecieron sucursales en los países que suministraban la materia prima y de esa manera no dependían de empresas locales. Por ejemplo la United Fruit norteamericana estableció plantaciones de bananas y otras frutas tropicales en los países de Centroamérica. Instaló ferrocarriles para llevar la fruta desde las plantaciones a los puertos y en barcos de la empresa eran trasladadas a EEUU.

3) LAS TRANSFORMACIONES SOCIALES

La revolución industrial provocó profundos cambios no sólo en la economía, también transformó la sociedad del siglo XIX, cambiando costumbres, imponiendo nuevos gustos, renovando el sistema de clases sociales. Los cambios fueron de tanta importancia que se habla de una “sociedad industrial” para diferenciarla de la sociedad anterior, pre-industrial o agraria.
La sociedad pre-industrial era mayormente campesina: más del 80% de la población vivía en el campo y dependía del trabajo de la tierra. Los campesinos y artesanos trabajaban con sus familias. La familia era una unidad de consumo y también de producción, autoabasteciéndose de los productos que se consumían. Los medios de producción (talleres, herramientas, animales de tiro) eran de propiedad familiar y las técnicas de trabajo se regulaban por la tradición y podían pasar cientos de años sin tener innovaciones. La vida era simple y las necesidades escasas, pues aunque carecían de muchas cosas (suficientes alimentos y vestimentas, abrigo, medicinas, confort) no sentían necesidad de tenerlas y podían vivir sin ellas. Las epidemias se tomaban como males irremediables, los hijos “los mandaba Dios” y tenían tantos como podían. Lo “nuevo” provocaba temor.
La revolución industrial cambió esta forma de vida.

LAS CONSECUENCIAS SOCIALES DE LA REVOLUCION INDUSTRIAL

Crecimiento demográfico.- Al comenzar el siglo XIX la población europea era de 266 millones de habitantes y al terminar el siglo superaba los 400 millones. La causas de este aumento son varias:
1) Mejoró la alimentación al rendir más la agricultura por el uso de la maquinaria, fertilizantes y nuevas técnicas agrícolas.
2) Los adelantos en medicina y el uso de medicamentos que permitieron prevenir enfermedades, curar con eficacia y realizar intervenciones quirúrgicas.
3) La ausencia de grandes guerras luego del período napoleónico.
La natalidad se mantuvo en gran parte del siglo XIX en los mismos niveles que épocas anteriores, aunque hacia fines de siglo comenzó a disminuir. La mortalidad descendió y el promedio de vida fue aumentando lentamente. La mejora de los transportes y la refrigeración permitieron trasladar a Europa alimentos ricos en proteínas y calorías. El desarrollo de la industria química y la labor de investigadores como Luis Pasteur permitieron luchar con más eficacia contra las enfermedades.

Migraciones.- Hasta 1850 fueron excepcionales, pero desde allí adquirieron una intensidad extraordinaria. Se estima que en unos sesenta años emigraron 50 millones de europeos y su destino fue generalmente América, especialmente EEUU, Canada, Brasil, Argentina y también se trasladaron a Australia y Nueva Zelanda. Los países desde donde salió más población fueron Inglaterra, Irlanda, Alemania, Italia y España. Una migración muy particular fue la de los rusos que en cifra aproximada a los 10 millones pasaron de la Rusia europea a la Rusia asiática.
Los factores que impulsaron las migraciones fueron varios:
1) La ruina de las pequeñas industrias familiares que no pudieron competir con las fábricas.
2) La ruina de los artesanos que tampoco podían competir con las fábricas.
3) La desocupación masiva en el campo generada por el cercamiento y la mecanización del trabajo agrícola.
4) Las oleadas de desocupación en las fábricas cuando alguna innovación técnica (una nueva máquina) quitaba trabajo a los obreros.
5) Las crisis de superproducción que obligaba a los fabricantes a despedir personal.
6) Las persecuciones políticas, sindicales o religiosas.
La mayor rapidez y seguridad del transporte marítimo con la navegación a vapor y el abaratamiento de los pasajes favorecieron la migración. Los países americanos estimularon el traslado de inmigrantes porque necesitaban mano de obra e incluso se formaban empresas para traerlos y les pagaban el pasaje a cambio de trabajar cuando se instalaran en América. A veces se cometían abusos y los inmigrantes se transformaban en “esclavos blancos”. Empresarios inescrupulosos contrataban barcos antiguos y pequeños donde traían a los inmigrantes sobre la cubierta en malas condiciones y como si fueran parte de la carga.
Los países europeos veían con buenos ojos la salida de población de sus territorios porque:
- desahogaba las presiones internas sobretodo en momentos de crisis.
- los inmigrantes que instalados en otros continentes progresaban económicamente querían comprar productos europeos y se transformaban en nuevos mercados de consumo.
Concentración urbana.- Antes de la revolución industrial existían grandes ciudades pero eran escasas y se trataba de sedes de gobierno y centros comerciales. Las ciudades pequeñas dependían de la zona rural y no existían grandes diferencias entre la vida urbana y la vida rural.
Con la revolución industrial se desarrolla la urbanización. Esta tiene dos aspectos: por un lado el aumento de la población que vive en las ciudades y por otro el aumento de la influencia de la vida urbana sobre la rural, es decir la ciudad como centro dominante desde donde se gobierna, se imponen modas y se difunden ideas, a tal punto que se identifica urbano con civilizado y rural con bárbaro o primitivo. La ciudad se identifica con progreso y lo rural con atraso.
El crecimiento de las ciudades fue creado por el éxodo rural. Los campesinos fueron expulsados por el cercamiento de los campos comunales y la mecanización del campo. Además el desarrollo de las fábricas estimulaba el traslado hacia la ciudad con la ilusión de conseguir trabajo y vivir mejor.
Entre los habitantes de la ciudad figura una multitud de trabajadores manuales cuyas vidas transcurren en diario contacto con las máquinas y un grupo menor, pero siempre creciente, de empleados de oficinas, bancos y tiendas. Aumenta el número de profesionales y surgen nuevas profesiones debido a la diversidad de tareas que se desarrollan en la ciudad. La estratificación (la división en clases sociales) se hace mucho más compleja.
La urbanización acelerada tiene sus consecuencias: crecimiento desproporcionado del tamaño de la ciudad, necesidad de más viviendas, suministrar más servicios (agua, iluminación, saneamiento), más transportes y, al crecer estos, el problema del tránsito urbano.
La burguesía pasea por las calles empedradas de la ciudad
Cambios en las costumbres.- La sociedad industrial, urbanizada y mecanizada, desarrolló modelos de comportamiento y valores distintos, y a veces opuestos, a los de la sociedad agraria.
En la sociedad industrializada y urbanizada hay más individuos juntos físicamente pero que se conocen menos entre ellos. Se achica la distancia física entre los habitantes de la ciudad pero se vuelven más distantes las relaciones y más indiferentes son las reacciones frente a lo que le sucede a los demás.
Disminuye la solidaridad pero se es más tolerante con el que es distinto. No hay tanto temor a la innovación porque lo nuevo es algo cotidiano y el hombre se acostumbra a vivir en cambio permanente: no es nada extraño que en su vida cambie varias veces de casa, de barrio, de trabajo, etc. El hombre en la ciudad industrial puede desempeñar distintos roles o funciones porque debe ocupar más posiciones sociales. Mientras en la sociedad pre-industrial importa mucho la familia en la que nació, en la sociedad industrial se valora más lo que se puede lograr en la vida; hay competencia para lograr los mejores puestos d trabajo, mejores salarios, más reconocimiento social.
Las mujeres reclaman el voto
A diferencia de la sociedad agraria donde los individuos se sienten más unidos y protegidos en los pocos grupos de los que se puede formar parte, en la sociedad urbana industrial las personas pueden sentirse más solos y aislados aunque forman parte de muchos grupos y están rodeados de muchas personas.
Cambios en el rol de la mujer y la familia.- No es cierto que la mujer se incorpora al mundo del trabajo con la revolución industrial al ingresar a las fábricas. Desde siempre la mujer participó en el trabajo y en la sociedad agraria sembraba y cosechaba junto con el hombre. La diferencia está en que al ingresar al trabajo industrial desempeña tareas alejadas de su casa y de su familia y en horarios que pueden ser distintos a los del trabajo del resto de los miembros de su hogar. Si tenían horarios de trabajo distintos ni se veían los esposos entre ellos y las relaciones dentro de la familia comenzaron a disminuir, mientras aumentan los vínculos de la mujer fuera de su hogar (con las compañeras de trabajo, con el sindicato, etc). Una consecuencia de esto es la disminución de la autoridad del marido.
La maquinaria y el trabajo automatizado le permitieron a la mujer realizar tareas similares a los del hombre y las muchachas que trabajaban en las minas, tiznadas y con mamelucos, no se distinguían en su apariencia de sus compañeros varones. La ley seguía discriminando a la mujer pero la realidad la estaba igualando con el hombre a pasos agigantados.
La necesidad de cumplir extensos horarios de trabajo no permiten a la mujer atender a sus hijos y se reduce el número de estos; las familias son más pequeñas. Además en la ciudad falta espacio y no se necesita tener una amplia descendencia para ayudar en las tareas como en el campo. Como la familia sigue siendo una unidad de consumo, pero ya no de producción, cada hijo significa más bocas que alimentar pero no necesariamente más brazos para producir.
           
LAS CLASES SOCIALES
La industrialización terminó de hundir el sistema estamental y consagró el sistema de clases sociales donde la cuna cuenta menos y el dinero y lo obtenido durante la vida cuentan más. En Europa Occidental la aristocracia pierde su gravitación en la vida política, aunque conserva algunos cargos vinculados a la diplomacia y al ejército. La burguesía llega a su apogeo e impone sus gustos a la sociedad. La vida de los campesinos no cambia mucho y muchos de ellos emigran hacia las ciudades encandilados por el estilo de vida que allí supuestamente se les ofrece. Se forma la clase obrera que va a ser la mano de obra necesaria para el desarrollo industrial desplazando a los artesanos.

La burguesía.- Domina políticamente a través de las asambleas y los ministerios, ya que el voto censatario la favorece: votan los que tienen propiedades o dinero. Ella es la que hace las leyes y lo hace pensando en obtener más beneficios. Los integrantes  de la burguesía dirigen la administración, la educación y la economía.
La típica imagen del burgués
Pero no se trata de un grupo monolítico porque sus integrantes varían en cantidad de riqueza y en los objetivos que siguen. Está en la cúspide la alta burguesía, que son los empresarios, los banqueros, los propietarios de fábricas, ferrocarriles, minas, grandes comercios y tierras. El gran burgués es ambicioso y se mantiene ajeno a todo lo que no sean negocios; espera con ansiedad las cotizaciones de la bolsa, piensa como obtener más ganancias y eliminar la competencia por cualquier medio. Ellos impulsaran los monopolios. Es respetado y temido por los políticos, recibe condecoraciones y trata de casar a sus hijas con aristócratas, aunque en el fondo desprecia a la nobleza. Su familia, especialmente su esposa, le sirve de ornamento en la sociedad.
La baja burguesía está formada por comerciantes minoristas, tenderos, que admiran al gran comerciante y tratan de imitarlo. El pequeño comerciante tiene menos capacidad de inversión y para mejorar sus negocios debe recurrir a los préstamos, pero desconfía de los bancos. Cree que el ahorro es la base de la fortuna pero espera “un golpe de suerte” para enriquecerse y ascender socialmente. Se esmera en la educación de sus hijos para que hagan una carrera universitaria porque tener un título universitario también permite acceder al prestigio social, ser admirado y codearse con la gran burguesía.
La burguesía disfruta de su dinero y su tiempo libre
Dentro de la baja burguesía también están los funcionarios de jerarquía, directores de empresas u oficinas públicas, profesionales, que aunque viven de un salario no quieren que se les considere trabajadores para diferenciarse de las “clases bajas”. También están los intelectuales y artistas que tuvieron variadas actitudes: algunos fueron fieles intérpretes de los intereses de la burguesía y la ensalzaron a través de sus obras; otros la criticaron y ridiculizaron, impulsando actitudes antiburguesas.
La familia burguesa estaba basada en la autoridad paterna. La ley consagraba el poder del marido sobre la esposa y del padre sobre los hijos. El salario o los bienes que poseen los hijos y la esposa pertenecen al padre; la patria potestad establece los derechos del padre y las obligaciones de los hijos. El dirige su hogar como si fuera su empresa. La mujer burguesa es educada para ser sumisa. Su educación se realiza generalmente en un convento para que aprenda “buenas costumbres” y sepa comportarse “moralmente”. Aprenden dibujo, música, bordado y danza, Estudiar piano es importante porque ese será un signo de distinción para las adolescentes “de buena familia”. A las jóvenes generalmente le eligen un novio y la casarán. El ideal es que su vida sea una reiteración de la vida de su madre pero con más dinero. Recibir y devolver visitas, acompañar a su esposo al teatro o la ópera, dirigir a la servidumbre, ser fiel esposa y buena madre es lo que se espera de ella.
Para el hijo varón era importante que obtuviera el título de bachiller o sea terminar estudios secundarios, porque esa era la barrera que lo separaría de “los de abajo”. Un burgués no se sentía satisfecho si sus hijos barones no pasaban el bachillerato. Y mejor aún si seguían una carrera universitaria: doctor en leyes o en medicina eran las preferidas. No importaba mucho el estudio o el conocimiento que se adquiriera con ellas; lo que interesa es tener un título porque esto aporta prestigio y renombre. La educación no estaba diseñada para desarrollar personas sino para clasificarlas.
Tener una vivienda amplia, cómoda y bien decorada era importante. Los burgueses preferían las zonas residenciales en los alrededores de la ciudad, con jardines y donde pudieran recibir a sus amistades en banquetes y recepciones. Además de los banquetes, la ópera, los conciertos, el teatro y asistir a cafés y restaurantes, eran parte de sus diversiones. Aunque no entendiera de arte, visitaba museos y galerías y compraba cuadros; fomentar el arte y dialogar con los artistas era la forma en que el gran burgués aparentaba su espiritualidad y su buen gusto.
Para el burgués la vestimenta requiere un cuidado especial porque es parte de la apariencia y, generalmente, toma lo aparente como real. La levita oscura, el sombrero de copa y la corbata son indispensables para ser considerado “un señor”. Y para completar la buena imagen agrega bastón y reloj de bolsillo con cadena de oro al que observa seguido porque para él el tiempo es dinero.

Niños trabajando
Los obreros.- Con la industrialización y el trabajo en las fábricas surge una nueva clase social: la clase obrera. Las penurias de esta clase social, a pesar de su magnitud, no eran un novedad. Antes de la clase obrera había gente que vivía tan mal o peor. Pero con la urbanización la miseria era de muchos que vivían juntos lo que resultaba espectacular a la vista de los demás. Además la concentración de muchos obreros son problemas comunes y oportunidades para reunirse, era propicia para la solidaridad y la adopción de medidas en común.
El trabajo obrero, en especial en la primera mitad del siglo XIX, se hacía en condiciones lamentables. El horario era excesivo, no existía un horario fijado por la ley y dependía del patrón, siendo común las jornadas de 14 a 16 horas. Las instalaciones fabriles eran insalubres, en ambientes cerrados, llenos de humedad, polvo y pelusa, sin ventilación. No existían medidas de protección contra los accidentes de trabajo ni seguros en caso de ocurrir alguno. Los salarios estaban por debajo del nivel de subsistencia y era muy difundida la idea de que debía ser así para asegurarse mano de obra permanente. El salario lo fijaba el patrón en acuerdo con cada obrero; como era mayor el número de desocupados que el de puestos a ocupar, los obreros tenían que aceptar el salario que el patrón proponía, sino éste buscaría a otro trabajador que aceptara un sueldo bajo.
Los reglamentos de las fábricas eran severos: cualquier falta cometida por leve que fuera era sancionada con descuentos o despido. Los obreros provenientes del medio rural, acostumbrados a trabajar al aire libre, con horarios flexibles y donde se intercalaba el trabajo con el descanso, eran los más sufrían con esos reglamentos. Estaban hechos para ellos, para disciplinarlos y transformarlos en una “parte” más del sistema fabril.
La máquina y la automatización (trabajo en serie o taylorismo) mecanizaron el trabajo e hicieron más simples y rutinarias las tareas. Los obreros entraban a un ahora determinada y se colocaban junto a la cinta de montaje donde pasaba el resto del día. No podían abandonar el lugar mientras no llegaran otros a suplantarlos y las idas al baño estaban limitadas. Con la automatización el obrero ya no tenía que dar muestras de iniciativa porque su tarea consistía en repetir siempre el mismo movimiento. Sustituir un obrero era fácil porque como su tarea es simple, cualquier otro puede aprenderla en pocos días o incluso en pocas horas. El obrero es sustituible, la máquina es imprescindible: aquel queda supeditado a ésta.
Carlos Marx señaló: “ Ya no es el obrero el que emplea los medios de producción sino los medios de producción los que emplean al obrero. En lugar de ser consumidos por aquel como elementos materiales de su actividad productiva, lo consumen a él como fermento necesario de su propio proceso vital”
En las cercanías de las fábricas y lejos de los barrios residenciales de la burguesía se encontraban los barrios obreros. La mayoría eran viviendas precarias sin luz, mal ventiladas. En ocasiones, como pasaba en algunas ciudades francesas, deben alquilar piezas subterráneas, sótanos húmedos donde varias familias comparten unos pocos metros cuadrados. En los barrios obreros que se han formado junto a las fábricas el paisaje es gris por el humo, el hollín y los restos de carbón. En las afueras de la ciudad se fueron estableciendo los recién llegados del campo causando el crecimiento hacia los costados de las ciudades.
La alimentación no era muy superior a la vivienda. Se componía ordinariamente de cebada cocida mezclada con café o leche y pan con manteca, sopa de legumbres y carne de buey, arroz y papas.  A la sopa se le agregaba grasa para aumentar las calorías necesarias para las largas jornadas de extenuante trabajo. Recién muy avanzado el siglo XIX y en base a la propia movilización de los obreros que permitió mejorar sus salarios, fue accesible el consumo de carne vacuna u ovina. La invención del frigorífico permitió a Europa importar carne de América o Australia abaratando su precio.
El trabajo de las mujeres y de los niños fuera del hogar y en horarios distintos a los del padre destruía los lazos de unión familiar. Los hijos que trabajaban no concurrían a la escuela y estaban condenados a repetir la condición miserable de sus padres. Las privaciones, las miserias y la falta de esperanza arrastraba a los trabajadores hacia las tabernas y el alcoholismo era un escape.